“Me muero de chicle” de Laura Arnedo Lafuente, ganadora del Concurso de Cuentos Infantiles 2018 de Adiós Cultural
El jurado en esta segunda edición del Concurso de Cuentos Infantiles quiere hacer resaltar que se ha comprobado una mayor calidad en los textos recibidos, aunque hayan sido menos los participantes.
El jurado lo han compuesto Silvia Álava, Psicóloga; Pedro Cabezuelo, Psicólogo; José Vicente Aparicio, subdirector general de Funespaña; Yolanda Cruz, periodista y cineasta; Jesús Pozo, director de Adiós Cultural y Javier Fonseca, escritor y crítico de literatura infantil. Actuó como secretaria Isabel Montes, coordinadora de Adiós Cultural.
Tras un estudio previo de las votaciones emitidas por el jurado, se concreta en tres relatos los más votados fueron por este orden: “Me muero de chicle” de Laura Arnedo Lafuente; “Instantes de una vida” de Andrés Roselló Oliver y “La hija del infinito” de Antonio Mejías Melguizo.
El jurado también quiere hacer notar otro cuento titulado “Lápices de colores”, que ha gustado por su redacción y contenido pero que no queda entre los tres premiados porque se considera que tiene un lenguaje para personas más mayores a las que e destina la lectura, Ha algunos miembros del jurado les parece, además, que la idea y el resultado del cuento es demasiado abstracto para la comprensión de los niños a los que se destina su lectura.
El jurado pide que se valore para la próxima convocatoria que haya dos categorías, una para más pequeños y otro para mayores.
En las votaciones para elegir entre los tres primero hay unanimidad en elegir el primer puesto el relato de “Me muero de
Chicle”. Se especifica que, además de ajustarse a los valores de las bases del concurso, tiene gran coherencia con los objetivos del concurso y demuestra una muy buena descripción de las emociones y en la que la muerte está muy bien explicada, con sencillez e ingenuidad propia de un niño, en este caso una niña. Ese aspecto de subrayar la igualdad y el lenguaje inclusivo que tiene el libro se refuerza también con una imagen que ya empieza a ser más cotidiana; que es la de niñas jugadoras de fútbol en el colegio.
Con los dos restantes hay diferencias entre el jurado, pero finalmente se decide que el segundo premio sea para “Instantes de una vida” porque tiene una historia bien hilada, con secuencias de aproximación y que relata perfectamente los sentimientos conforme van pasando los años por los protagonistas.
“La hija del infinito” queda en tercer lugar. Se resalta por el jurado el que utilice imágenes del cuento tradicional pero que, aunque insiste en una imagen de la niña como princesa, no lo hace en el aspecto tradicional de sumisión. El jurado entiende que explica muy bien el ciclo de la vida que sin la muerte no tiene sentido. También se valora el desprendimiento material del protagonista al recibir su recompensa. Ese valor por el disfrute de la vida en vez de por lo que lo material puede satisfacer convence al jurado.