Tatuajes y el futuro de nuestro cuerpo

Hace unos días en el Facebook se abrió un debate entre personas que pertenecen al sector funerario y muchas y diversas fueron las opiniones al respecto. Algunas opiniones en contra y otras a favor.

La verdad es que estes a favor o en contra hay que tener en cuenta que los tatuajes si están bien realizados y originales son verdaderas obras de arte que pueden decorar el cuerpo.

Una de las personas que participaron en el debate nos dirigió a un artículo sobre el origen de los tatuajes, he estado investigando un poco sobre ellos y su relación con la muerte.

El tatuaje no es una costumbre  actual o moderna, por el contrario es una costumbre milenaria y quizá una de las primeras desde que surgió el ser humano moderno, practicada por diferentes culturas, en el mundo occidental fue castigada durante algunos periodos exactamente en la edad media y moderna donde gobernaba el catolicismo  y era únicamente aceptada en los caballeros cruzados con el fin de poder ser reconocidos en caso de muerte en alguna batalla, finalmente los tatuajes volvieron a ser aceptados en occidente.

El origen es conocido por múltiples culturas y realizado de diferentes maneras, fue encontrado un cuerpo en un glacial entre Austria e Italia de un cazador neolítico congelado que llevaba tatuada la espalda y las rodillas y nos remontamos a 5.300 años de antigüedad.

 

En  Egipto se tiene registro del tatuaje desde la XI dinastía (del 2160 al 1994 A.C), una de sus momias tatuadas más famosas es Amnet quien era una sacerdotisa de la diosa de Hathor, que fue descubierta en la ciudad de Tebas. En ella se observan varios puntos y líneas tatuadas sobre su cuerpo. En la momia de Asecond se encuentran los mismos modelos, pero además tenía punteada su zona pélvica baja, con esto se llegó al consenso de que en Egipto los tatuajes se utilizaban solo en las sacerdotisas, se cree que era realizado casi exclusivamente por mujeres y que era un proceso donde se demostraba valentía o confirmaba la madurez. Egipto es de donde proviene los pigmentos de henna y donde se utilizaban agujas de oro. Se cree que los egipcios utilizaban el tatuaje en forma de prevención contra enfermedades, peligros y también un sentido mágico, algo se que fue perdiendo entre los griegos y romanos ya que para ellos los tatuajes servían para señalar el rango o posición social ya fuese para demostrar jerarquías militares o para indicar la propiedad sobre un esclavo.

Aproximadamente en el 1.000 A.C el tatuaje comenzó a tener entrada en las rutas comerciales de India, Japón y China. En Japón el tatuaje era utilizado como forma de marcar a los criminales quienes eran aislados por sus familias lo que constituía para ellos el peor de los castigos. La mafia japonesa utilizaban el tatuaje como forma de expresar su valentía y su lealtad a la mafia. Ya en el siglo XVIII en el gobierno del emperador Matshuhito la interpretación que se le había connotado hasta entonces al tatuaje cambió, se convirtió en arte gracias a creencias supersticiosas, ya que se decía que la forma de la ceja y su angulo definía la suerte y el carácter de las personas. A su vez el propio emperador ante la apertura de Japón al occidente en 1842 prohibió toda practica de tatuajes y así no dar la impresión de salvajismo al mundo.

En Norte América el tatuaje era un rito simbólico y una única marca que permitía superar obstáculos en el camino hacia la muerte, se asociaba al mundo religioso y mágico. Y en América Central era una práctica común entre los nativos, quienes se tatuaban imágenes de dioses, específicamente los aztecas quienes tatuaban a los niños con el fin de rendir tributo a dioses como Quauhtli.

Sin embargo se cree que el tatuaje también era utilizado de forma de castigo para aquellos que cometían sacrilegio. Es por esto que médicos griegos y romanos comenzaron a practicar la remoción de tatuajes. Poco a poco comenzó a abandonarse la práctica de los tatuajes en esclavos y criminales al extenderse el Imperio Romano, exactamente en el gobierno del Emperador Constantino quien emitió un decreto en contra de esta actividad. Se cree que a raíz de esto se le dio una actitud negativa al tatuaje.

En 1595 se descubrió por el español Mendaña las islas Fenua Enana las que bautizo como Islas Marquesas. Pero no fue hasta 200 años después que se escribió sobre los tatuajes de los nativos. En las islas Marquesas los tatuajes tenían un significado erótico y sexual en las mujeres quienes se tatuaban los dedos de las manos y las orejas con diseños finos y sobre la vulva símbolos obscenos. Los hombres se tatuaban todo el cuerpo y para ellos tenía un mensaje mágico y religioso porque lo utilizaban como un tipo de armadura de protección física y espiritual.

 

El tatuaje en la Polinesia fue uno de los más artísticos, estaba caracterizado por diseños geométricas  elaborados, eran embellecidos y renovados durante toda la vida hasta que cubriera todo su cuerpo. Se cree que con la cantidad de tatuajes que tenía la persona en su cuerpo, era el respeto que merecía y la jerarquía que tenía dentro de su comunidad. Los maóries  sin embargo utilizaban sus tatuajes para la batalla y así poder asustar a su enemigo. Utilizaban como herramientas para realizar los tatuajes peines con dientes de huesos o de escamas de tortugas fijados a un mango de madera, estos eran sumergidos en una tinta hecha a base de carbón de nuez diluida en aceite o agua.

En Rapa Nui el tatuaje era llamado Tatú o Tá Kona y era el cosmético de excelencia, ya que se creía que conservaba el cutis sin arrugas a edad muy avanzada. La tinta la fabricaban de una forma especial, realizaban un hoyo en la tierra en el cual prendían fuego. Sobre el fuego echaban hojas secas de caña de azucar y tapaban el hoyo con piedra pizarra lisa. El humo de las hojas subía hasta la piedra y la cubría de tizné el que luego raspaban para dejarlo caer dentro de una calabaza o de una piedra ahuecada. Un vez hecho esto mascaban caña de azúcar y el jugo que saliera lo escupían dentro de la calabaza o de la piedra formando la tinta.

Como instrumento utilizaban pequeños huesos afilados de pequeñas dimensiones o espinas de pescado, y eran llamados uhi.

Cada tatuaje realizado en distintas partes del cuerpo tenía su nombre especial:

  • Rima Kona en la muñeca o en el dorso de la mano
  • Pare en los brazos
  • Humu en las pantorrilas
  • Retu en la frente
  • Mata pea en el parpado inferior
  • Pangaha’a en las mejillas
  • Tu’u ha-ingoingo en la espalda

El retu era preferido por las mujeres y se componía de dos líneas paralelas en la parte más alta de la frente y de pintas redondas, el pangaha’a eran dos fajas en forma de cuña en ángulo recto sobre las mejillas, las figuras en el pecho variaban mucho algunos tenían tatuados la insignia de mando y otros anzuelos o diseños más pequeños. Y algunos tenían toda la cara tatuada y en la espalda fajas paralelas que la cubrían por completo.

Aparte del tatuaje que era indeleble, existía la costumbre de pintarse todo el cuerpo en ocasiones de ritos, fiestas o ceremonias. Además para ellos el tatuaje formaba parte de su vestuario.



		
		
			

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