Raúl Moreno gana el Concurso de Arte Urbano de Adiós Cultural con una obra sobre el desconocimiento de qué hay más allá

 El artista urbano Raúl Moreno, nacido en Almería, ha resultado ganador de la segunda edición del Concurso de Arte Urbano de la revista “Adiós Cultural”, después de las deliberaciones del jurado y contabilizados los votos del público que votó en el Auditorio de Zaragoza, mientras se realizaban las obras en directo el pasado 26 de octubre en el Fórum Panasef. Su obra se titula “Hola”. El segundo premio ha sido para María Martínez, de Valencia, por su obra “Caminito” y el tercero para Eneko Azpiroz, de Pamplona, por su obra titulada “No es un adiós, es un hasta luego”. 

El Concurso de Arte Urbano es otra de las actividades que desarrolla “Adiós Cultural” con el fin de normalizar el concepto de la muerte en la sociedad, como parte del ciclo de la vida que es. Por ello, tratamos de “dar importancia a la visión de los jóvenes sobre la muerte y hemos querido recurrir a una manera de expresión que creemos tiene muchas cosas que decir como conducto y como realización artística: el grafiti o arte urbano”, según publica la revista al explicar el concurso. 

Los premios estipulados en el concurso son de 1250 euros para el ganador y 750 y 500 euros respectivamente para el segundo y tercer clasificado. Además, todos los finalistas, incluidos los ganadores, reciben una compensación económica de 200 euros para cubrir los gastos del material para la realización del grafiti en directo, así como para el desplazamiento hasta Zaragoza. 

Los ganadores y sus obras 

A los autores cuando se convoca el concurso se les solicita una pequeña justificación sobre lo que quieren expresar con su obra. Estas son los argumentos que presentaron los tres ganadores de esta segunda edición. 

Raul Moreno: “Un hola a un universo de desconocimiento. No sabemos si hay algo después de la vida, tampoco si hay vida en el universo, o si después de la vida hay un universo de infinitas experiencias…solo sabemos mirar al cielo y las estrellas…”

María Martínez: “Parte de la idea de la vida como un camino que la gente que nos rodea comparte durante un tiempo. Cuando se va, ese tiempo compartido permanece, a modo de recuerdos, aprendizajes o experiencias que nos acompañan incluso cuando estamos sol@s”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eneko Azpiroz: “La obra representa en primer plano un rostro de una anciana sonriendo, esta representa el ciclo completo de la vida, ya que es la parte final de este. Por otro lado se incorporan dos elementos simbólicos bastante típicos para no dejar todo el peso de la obra en el retrato, uno de ellos es la rosa negra y el otro el árbol de la vida. Para dar cohesión a todos los elementos se le da un fondo espacial, ya que además de darle un toque onírico, el espacio representa el lugar a donde va el alma. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.